sábado, 19 de enero de 2013

CUARTA DECLARACIÓN DE HISTORIADORES RESPECTO DE LA CUESTION NACIONAL MAPUCHE








Al igual que en enero de 2008, agosto de 2009 y septiembre de 2010, cuando emitimos  sendas declaraciones a propósito de  los asesinatos por la  espalda de  los comuneros mapuches  Maas Catrileo  y Jaime Mendoza Collío perpetrados por las fuerzas policiales del Estado y de la prolongada huelga de hambre realizada por presos políticos mapuches, respectivamente, los historiadores que suscribimos esta declaración queremos expresar nuestra preocupación y punto de vista por los  últimos hechos de violencia ocurridos en la Araucanía que concluyeron con la muerte del  matrimonio Luchsinger-Mackay y desataron una serie de allanamientos a diversas comunidades mapuches. Al mismo tiempo, declaramos lo siguiente:




1.  Los  hechos  de  violencia  en  esa  región,  que  corresponde  a  una  parte  del Wallmapu, territorio ancestral del pueblo mapuche, tienen su punto de partida en la mal llamada  pacificación de la Araucanía realizada por el Estado chileno entre las décadas de 1860 y 1880, en violación de los acuerdos concluidos con los  mapuches  después  de  lograda  la  Independencia  (1825).  Mediante  una prolongada campaña militar, el Estado de Chile  ocupó  a sangre  y fuego la Araucanía y, utilizando los métodos más violentos y crueles,  usur grandes extensiones de tierra indígena que subastó a bajo precio o regaló a colonos chilenos  y  extranjeros,  confinando  a  los mapuches en  pequeñas  y  seras reducciones. La  violencia actual, es el fruto de la expropiación e intento de sometimiento de los mapuches por parte del Estado chileno y de los latifundistas nacionales  y  extranjeros  que  se   beneficiaron  del  despojo  de  ese  pueblo originario. También es el resultado de la ceguera política de las autoridades del Estado que han hecho  oídos sordos  a  las  reivindicaciones  mapuches  o  han implementado políticas meramente asistenciales que no apuntan a corregir  las injusticias estructurales de  la  que son víctimas los  mapuches. La   violencia actual es el resultado de más de 130 años de injusticias, despojos y negación de derechos.



2.  No obstante esta comprensión de las causas estructurales de la violencia en la Araucanía,  lamentamos la muerte de esta pareja de empresarios agrícolas, del mismo modo como  lamentamos toda pérdida humana, pero advertimos a la opinión pública que no es justo  criminalizar a todo un pueblo por un hecho cuyos autores aún no se conocen y que, además ha sido condenado por todas las organizaciones representativas de dicho pueblo. En este sentido,  coincidimos plenamente con una reciente Declaración emitida por un grupo de destacados investigadores  mapuches  especialistas  en  Ciencias  Sociales  y  Humanidades cuando   señalan:   Creemos  que  las  muertes  en  un  conflicto  son  siempre lamentables. Refuerzan la intensidad de la violencia o la naturalizan como medio de abordaje de los problemas, contribuyen a la radicalización y polarización de las  posiciones  políticas  e  ideológicas  o   conllevan  al  desarrollo  de  actos irracionales. Observamos con preocupación las señales emitidas por el gobierno, políticos y gremios empresariales y ciudadanos comunes, en cuyos  juicios y opiniones  aflora  un  racismo  desde  el  cual  se  justifica  la  aplicación  de legislaciones que vulneran los derechos humanos y legitiman e incentivan la violencia policial o paramilitar en contra de los mapuches. La convergencia que manifiestan  sectores  empresariales,  latifundistas  y  el  gobierno  en  asumir  l represión  como  vía  de  tratamiento  del  conflicto  no  es  otra  cosa  que  la actualización de la violencia histórica cuyo origen se encuentra en la imposición del Estado colonial chileno en nuestro territorio mapuche.
 
3.  Consideramos que  solo  un  cambio  radical  de  la  posición  del  Estado  y  del conjunto  de  la  sociedad  chilena  frente  a  la  cuestión  mapuche podrá  dar solución efectiva a este conflicto más que centenario. Es necesario erradicar de raíz la discriminación y el racismo del  que es víctima este pueblo originario apuntando a las causas de fondo de su malestar. Es  preciso, en primer lugar, avanzar hacia un rápido reconocimiento constitucional del pueblo mapuche y de todos los pueblos originarios que pueblan desde hace muchos siglos el territorio de la actual República de Chile. También es preciso construir junto a esos pueblos una fórmula consensuada con el pueblo chileno de autonoa política en el marco de un Estado que debe declararse como plurinacional y pluricultural. Igualmente  se  impone  la  urgente  adopción  de  medidas  que  apunten  a  la devolución  de  las  tierras  usurpadas,  la   liberación   de  los  presos  políticos mapuches, el cese de la represión contra las  comunidades, el término de la militarización de la Araucanía y la no aplicación de la Ley  Antiterrorista en hechos   producidos  en   el   contexto  de   luchas   sociales,  reivindicativas   o nacionales, la protección de la infancia mapuche amenazada por la ofensiva represiva del Estado, la aplicación irrestricta de las cláusulas del Convenio 169 de  la  Organización  Internacional  del  Trabajo  (OIT)  suscrito  por  Chile  que concierne a los pueblos originarios, la preservación de la lengua y de la cultura mapuches, entre otras medidas exigidas por las  organizaciones mapuches y de defensa de los Derechos Humanos.  
 
4.  Manifestamos, una vez más, nuestro apoyo a las demandas del pueblo mapuche porque se sostienen en el legítimo derecho de reclamar del Estado la devolución de las tierras que le fueron expropiadas, el reconocimiento que merece como un pueblo  con  sentido  de  identidad  propia  y  el  derecho  a  lograr  una  mayor participación en la gestación de las políticas que  consideren apropiadas para impulsar su desarrollo.  
 
 5.  Estamos firmemente convencidos que la instauración de un diálogo democtico e igualitario  entre todas las partes involucradas en el conflicto que opone al Estado de Chile y los  empresarios de la Araucanía, por un lado, y el pueblo mapuche, por el  otro,  solo  puede ser  abordado  desde el  reconocimiento de hechos históricos indesmentibles como son los del violento despojo y violación de derechos del que ha sido víctima el pueblo mapuche desde  hace mucho tiempo. Negar, soslayar o minimizar estas verdades históricas solo hará más difícil y doloroso el proceso para la solución de este drama histórico.
 
 La Araucanía - Santiago, 15 de enero de 2013. 
 
 Sergio Grez Toso, académico de la Universidad de Chile.
Igor Goicovic Donoso, Director del Departamento de Historia de la Universidad de
Santiago de Chile.
Jorge Pinto Rodríguez, académico de la Universidad de La Frontera (UFRO), Temuco, Premio Nacional de Historia 2012.
Pedro Canales Tapia, académico de la Universidad de Santiago de Chile. Julio Pinto Vallejos, académico de la Universidad de Santiago de Chile.
Augusto Samaniego Mesías, Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile.
Luis Galdames Rosas, Director del Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas de la Universidad de Tarapacá, Arica.
Fabián  Almonacid,  Director  del  Instituto  de  Historia  y  Ciencias  Sociales  de  la
Universidad Austral de Chile, Valdivia.
Alejandra Brito Peña, Directora del Departamento de Sociología y Antropología de la
Universidad de Concepción.
Beatriz Areyuna Ibarra, Jefa de la Carrera de Pedagogía en Historia de la Universidad
Academia de Humanismo Cristiano.
Pedro Rosas Aravena, Director de la Escuela de Historia y Ciencias Sociales de la
Universidad ARCIS.
Mario Gars Duran, académico de la Universidad de Santiago de Chile, Director de
ECO, Educación y Comunicaciones.
Nelson Castro Flores, Jefe Carrera Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Escuela de Educación, Universidad Viña del Mar.
Juan Ñanculef Huaiquinao, Jefe Unidad de Cultura y Educación CONADI Dirección
Nacional –Temuco.
Carlos Gutiérrez P., Director del Centro de Estudios Estratégicos (CEE-Chile). Verónica Valdivia, académica de la Universidad Diego Portales.
Carlos Contreras Painemal, académico de la Freie Universität, Berlin, Alemania.
José del Pozo, académico de la Université de Québec à Montréal (UQAM), Montreal, Canadá.
José Alejandro Marimán Quemenado, historiador y Dr. en Ciencias Políticas. Marcela Cubillos Poblete, académica de la Universidad de La Serena.
Cristina Moyano, acamica de la Universidad de Santiago de Chile.
Rolando Álvarez Vallejo, académico de la Universidad de Santiago de Chile. Jaime Massardo, académico de la Universidad de Valparaíso.
Alberto Díaz Araya, académico de la Universidad de Tarapacá, Arica.
Ángela Vergara Marshall, académica California State University. Los Angeles, Estados
Unidos.
Consuelo Figueroa Garavagno, académica de la Universidad Diego Portales. Manuel Loyola, Director de Ariadna Ediciones.
Carlos Molina Bustos, académico de la Universidad Viña del Mar. Rodrigo Ruz Sagal, académico de la Universidad de Tarapacá, Arica.
Margarita Iglesias Saldaña, Directora de Relaciones Internacionales de la Facultad de
Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
Ivette Lozoya López, académica de la Universidad de Santiago de Chile.
Claudia F. Rojas Mira, Dra © en Estudios Americanos especialidad Historia, IDEA, Universidad de Santiago de Chile.
Juan Rodrigo Ortiz Retamal, historiador Evangélico. Francis Goicovich, acamico de la Universidad de Chile.
Luis Castro Castro, académico de la Universidad de Valparaíso. Horacio Gutiérrez, académico de la Universidad de Sao Paulo, Brasil.
María Eugenia albornoz Vásquez, Dra. © de la École des Hautes Études en Sciences
Sociales de Paris.


Enrique Fernández Darraz, académico de la Universidad de Tarapa, Santiago. Robinson Silva Paredes, académico de la Universidad Austral de Chile. Fernando Venegas Espinoza, académico de la Universidad de Concepción. Carlos Mondaca Rojas, académico de la Universidad de Tarapa, Arica.
César Cerda Albarracín, académico de la Universidad Tecnológica Metropolitana. Daniel Palma Alvarado, académico de la Universidad Alberto Hurtado.
Pedro  Bravo  Elizondo,  académico  de  Wichita  State  University,  Wichita,  Kansas, Estados Unidos.
Maro Valdés Vera, académico de la Universidad de Concepción. Francisca Giner Mellado, académica de la Universidad de las Américas. Jorge Iturriaga, Dr. en Historia Pontificia Universidad Católica.
Alfredo  Lastra  Norambuena,  Instituto  de  Historia  de  la  Academia  de  ciencias  de
Polonia.
Luis Corvalán Márquez, académico de la Universidad de Valparaíso. Luis Cruz Salas, investigador independiente.
Viviana  Gallardo  Porras,  académica  de  la  Universidad  Academia  de  Humanismo
Cristiano.
Mathias Ordenes Delgado, académico de la Universidad Catolica de Temuco. Carlos Gabriel Alfaro Hidalgo, académico de la Universidad Católica del Norte. Jorge Rivas Medina, académico de las Universidades ARCIS y UCINF.


 
 












































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